La revolución que comenzó Jesús, no era militar ni era política como los discípulos y el pueblo anticiparon. Había mucha incertidumbre. La expectativas de los discípulos estaba por el suelo. Estaban destrozados por haber traicionado a su maestro. No se habían dado cuenta lo que había sucedido.
Cuando Jesús resucitado aparece a sus discípulos. Ellos entendieron de qué se trataba esta nueva revolución.