Vivimos en un mundo estresante y competitivo que nos exige estar activos constantemente para adaptarnos a los cambios y novedades del entorno. El estilo de vida que llevamos puede llegar a ser frenético y provocarnos estrés por no ser capaces de llegar a todo. Es por eso que se recomienda que nos detengamos, periódicamente, y nos concentremos en lo que realmente importa. (Filipenses 4:8)